Las gallinas ponedoras necesitan ingerir minerales como el calcio y el fósforo que mejoran la puesta y fortalecen el cascarón. ¡Pero no debemos ser egoístas y pensar tan solo en la calidad del huevo! También debe importarnos la salud del ave. Para ello, en su dieta no deben faltar vitaminas, proteínas, ácidos grasos alfa-linolénicos y carbohidratos.
Una forma de aportarles calcio es darles cascarón de huevo. Es importante echárselo machacado para que no sepan qué es y no se habitúen a romper sus huevos. Otra opción es aportarles conchilla molida de moluscos. Además de asegurar un cascarón resistente, estaremos protegiendo los huesos del animal.
Las gallinas suelen comer caracoles e insectos que encuentran por el suelo. Es su manera de conseguir proteínas. Tú puedes ayudarlas añadiendo de vez en cuando en su comedero una lata de comida para gatos.
También picotean hierbas como las ortigas, que contienen vitaminas. Además, puedes darles frutas y hortalizas, siempre sin abusar para que no sufran diarrea.
Los cereales como el centeno o la avena contienen carbohidratos, mientras que algunas semillas, como la linaza o las pipas de girasol, suponen una fuente natural de omega-3. Y si quieres yemas color naranja intenso, dale a tus gallinas ponedoras productos ricos en carotenos, como el maíz, la zanahoria o el pimiento.
A finales de verano suele producirse la muda de la pluma. En esta época la gallina concentra sus energías en renovar el plumaje y por ello su puesta disminuye. Debemos ser pacientes y dejar al animal que siga su proceso, por lo que durante este periodo se han de aumentar las proteínas y disminuir las raciones de los piensos que estimulan la puesta.
En definitiva, lo ideal es que las gallinas ponedoras coman una dieta variada que incluya todo lo anterior, o bien aportarles un pienso específico que contenga los nutrientes que necesitan. ¡Nos vemos en próximos artículos!